Chisato visitó una famosa tienda de aceites para masajes con las amigas de su madre para aliviar su fatiga diaria. Al principio pensé que era simplemente un masaje común y corriente para lograr una sensación placentera, pero existe una terapia secreta para promover la secreción de hormonas femeninas. El señor Chisato, que no podía ocultar su vergüenza por el masaje, se estaba volviendo radical. Sin embargo, poco a poco me fui volviendo prisionero de ese placer.